Una aventura más para recordar. Con Lisa, mi cordada del
Club de Montaña, queríamos y queríamos salir de vacaciones. Era ya fines de
Febrero, las lucas ($) eran escasas y teníamos en mente mil lugares, hasta que
nos decidimos por esta Isla un tanto misteriosa. Era cerca, a precios módicos,
sabíamos que es una Reserva Nacional, que había sido azotada por el Terremoto y
Tsunami de aquel memorable año para la región del Bío Bío, y palabras mágicas:
Upa Chalupa.
Desde Concepción, salen buses directamente hacia la
localidad de Tirúa, mmm alrededor de 4000 mil pesos, a cerca de 4 horas, ya que se detiene en pueblito que se
asoma. Sube y baja gente, el charqui, las tortillas con pebre o ají, el refresco y demases son una
constante durante este trayecto. Vamos por la ruta 160, derechito hacia el sur
de la región.
Una vez en Tirúa, nos abastecemos por última vez, ya que hay
que comprar el infaltable brebaje de este país, el Tintito para el frío, sí,
siempre es para el frío. Ya listos con las compras, buscamos un alma solidaria
que nos lleve hacia el aeródromo, a unos 15 minutos. Por un valor de 15 mil
pesos p/p, se cruza en avioneta hacia la isla, no toma más de 15 minutos. También
puedes cruzar en algún bote, barcaza de pescadores, por 5 mil pesos y unas
cuantas horas en el mar, siempre y cuando este lo permita. Decidimos tomar la
avioneta, por la aventura de volar, y tener poco tiempo, queríamos disfrutar al
máximo.
Y arriba las mochilas, nos acomodamos en un reducido
espacio, y comienza a llover!!!!! La destartalada avioneta nos hizo apretarnos
más y rezar para que cruzara. A los 2
minutos de despegar, dejamos la lluvia atrás y comienza a destellar nuestro
querido sol. Nos vamos acercando a la Isla, y desde las alturas se puede
apreciar la belleza y encanto que tiene este pedazo de tierra en medio del mar.
Todas las historias y cuentos se vienen a la cabeza, yo sólo quería ir en busca
de su famoso Faro.
Ya en el pueblo, nos vamos hacia la playa, armamos la carpa, (ojo, luego supimos de que está prohibido acampar en la playa) y hambre acecha, así que sale la especialidad “Tallarines con salsa de tomate”.
Guatita llena y a descansar…., no mucho ya que el viento y la lluvia no
calmaron esa noche. La recompensa…, al otro día, un sol radiante mañanero, listos
ya para salir a pasear, y se acerca un joven lugareño, para ofrecernos ir a dar
una vuelta a caballo por la isla. Obviamente accedimos. Arriba del Caballo esta
vez.
Y como toda isla, tiene su historia. Según cuentan, en las costas de esta Isla habitó Mocha Dick, un cachalote macho albino, que pudo haber sido la inspiración para el título de la novela Moby Dick. Así dicen. (wiki también lo dice).
En el centro de esta isla, se encuentra la Reserva Nacional del mismo nombre. Existen varios Senderos, con distintos grados de dificultad. Recomendable, hay una infinidad de árboles nativos, y siempre serás acompañado por el sonido de algún típico pajarijillo!
"Una vez al año, ve a algún lugar, en el que nunca hayas estado antes".
Dalai Lama.
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