viernes, 14 de agosto de 2015

La Isla Misteriosa


Una aventura más para recordar. Con Lisa, mi cordada del Club de Montaña, queríamos y queríamos salir de vacaciones. Era ya fines de Febrero, las lucas ($) eran escasas y teníamos en mente mil lugares, hasta que nos decidimos por esta Isla un tanto misteriosa. Era cerca, a precios módicos, sabíamos que es una Reserva Nacional, que había sido azotada por el Terremoto y Tsunami de aquel memorable año para la región del Bío Bío, y palabras mágicas: Upa Chalupa. 




Desde Concepción, salen buses directamente hacia la localidad de Tirúa, mmm alrededor de 4000 mil pesos, a cerca de 4  horas, ya que se detiene en pueblito que se asoma. Sube y baja gente, el charqui, las tortillas con pebre  o ají, el refresco y demases son una constante durante este trayecto. Vamos por la ruta 160, derechito hacia el sur de la región.


Una vez en Tirúa, nos abastecemos por última vez, ya que hay que comprar el infaltable brebaje de este país, el Tintito para el frío, sí, siempre es para el frío. Ya listos con las compras, buscamos un alma solidaria que nos lleve hacia el aeródromo, a unos 15 minutos. Por un valor de 15 mil pesos p/p, se cruza en avioneta hacia la isla, no toma más de 15 minutos. También puedes cruzar en algún bote, barcaza de pescadores, por 5 mil pesos y unas cuantas horas en el mar, siempre y cuando este lo permita. Decidimos tomar la avioneta, por la aventura de volar, y tener poco tiempo, queríamos disfrutar al máximo.

Y arriba las mochilas, nos acomodamos en un reducido espacio, y comienza a llover!!!!! La destartalada avioneta nos hizo apretarnos más y rezar para que cruzara.  A los 2 minutos de despegar, dejamos la lluvia atrás y comienza a destellar nuestro querido sol. Nos vamos acercando a la Isla, y desde las alturas se puede apreciar la belleza y encanto que tiene este pedazo de tierra en medio del mar. Todas las historias y cuentos se vienen a la cabeza, yo sólo quería ir en busca de su famoso Faro.  

Comienza el aterrizaje, sus blancas arenas y aguas turquesas, comienzan a aparecer. Ya con los pies en la tierra, ofrecen llevarnos al pueblo. Arriba de una camioneta, con la cara llena de risa, vamos viendo casitas de pescadores, animales en la vía, campo-campo-verde-verde! ( soy del sur, me encanta el verde de los campos) sin decir media palabra, vamos absorbiendo recuerdos, olores, vida.
Ya en el pueblo, nos vamos hacia la playa, armamos la carpa, (ojo, luego supimos de que está prohibido acampar en la playa) y hambre acecha, así que sale la especialidad “Tallarines con salsa de tomate”. Guatita llena y a descansar…., no mucho ya que el viento y la lluvia no calmaron esa noche. La recompensa…, al otro día, un sol radiante mañanero, listos ya para salir a pasear, y se acerca un joven lugareño, para ofrecernos ir a dar una vuelta a caballo por la isla. Obviamente accedimos. Arriba del Caballo esta vez. 


Es un imperdible de la región del Bío Bío, esta isla es hermosa, puedes recorrerla en un día. Si bien es pequeña, puedes disfrutar de la soledad y su imponente mar. 









Y como toda isla, tiene su historia. Según cuentan, en las costas de esta Isla habitó Mocha Dick, un cachalote macho albino, que pudo haber sido la inspiración para el título de la novela Moby Dick. Así dicen. (wiki también lo dice).



En el centro de esta isla, se encuentra la Reserva Nacional del mismo nombre. Existen varios Senderos, con distintos grados de dificultad. Recomendable, hay una infinidad de árboles nativos, y siempre serás acompañado por el sonido de algún típico pajarijillo!


"Una vez al año, ve a algún lugar, en el que nunca hayas estado antes". 
Dalai Lama.

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